Procrastinación vengativa: el hábito que practicas antes de dormir y que podría destruir tus horas de sueño

Cuando llega la hora de dormir son varios los consejos que entregan los especialistas, desde crear un ambiente propicio de descanso hasta evitar la exposición a las pantallas debido a que emiten luz azul.

Eso sí, existe un hábito cada vez más arraigado en aquella rutina. El mismo que podría estar afectando directamente el inicio del sueño y su calidad.

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Se trata de la llamada procrastinación vengativa, término que se asocia directamente a la idea impulsiva de recuperar el control sobre el tiempo.

¿Qué es la procrastinación vengativa y por qué sería un mal hábito?

Según plantea el portal especializado en salud Very Well Mind, la procrastinación vengativa “se refiere a un fenómeno en el que las personas posponen el momento de irse a la cama”.

Todo lo anterior con el fin de realizar actividades para las que cuales no se tiene tiempo durante el día y que podría significar encontrar dedicar minutos para el ocio y el entretenimiento, siempre a expensas del sueño.

Claro que quedarse despierto hasta tarde no sería necesariamente una señal de estar posponiendo el descanso. Ahora sí habrían tres características claves que definirían la situación y permitirían identificarla, siendo:

• Cuando la postergación para ir a dormir disminuye el tiempo total de horas de sueño por noche.
• Cuando el retraso no tiene relación con ningún otro motivo como estar enfermo o en un ambiente que impida conciliar el sueño correctamente (ruido, mucha luz).
• Cuando alguien es consciente de las consecuencias negativas de la práctica, pero lo hace de todas formas.

Así se podría presentar en personas con muchas horas de trabajo que quieran ponerse al día en sus pasatiempos o en padres de niños pequeños que tras acostarlos encuentran un momento de paz ad portas del cierre de jornadas agitadas.

Así se podrían ejercer prácticas como revisar las redes sociales, leer, ver series o películas por streaming o dedicarse a las compras en línea.

El riesgo sería que esos presupuestados 20 o 40 minutos de “relajo” podrían pasar a ser horas.

El mismo portal anterior indica las consecuencias de la acción. “Perjudica la capacidad para funcionar al día siguiente y puede comenzar a afectar la salud física y mental con el tiempo”, precisan antes de revelar la una lista de efectos compuesta por:

• Ansiedad.
• Depresión.
• Dificultades para concentrarse.
• Presión arterial alta.
• Más riesgo de problemas cardiacos.
• Debilitamiento del sistema inmunológico.
• Aumento de peso.
• Peor memoria.

¿Un par de consejos para evitarlo? Principalmente programar bien el tiempo personal, comenzar la rutina nocturna más temprano y apagar los dispositivos electrónicos que podrían ser una distracción.