¿Realmente es peligroso usar el microondas para calentar comida? Esto indica un especialista

Creados en el año 1945 y situados en un sinfín de cocinas alrededor del mundo, el microondas puede ser un elemento vital en el día a día cuando llega la hora de comer.

Eso sí, el artefacto nunca se ha distanciado de un mito que plantea que su funcionamiento podría afectar la salud de las personas.

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Precisamente todo surge sobre la premisa de que este emplea radiación para calentar o cocinar los platos que ingresan a él.

Y es que ante eso se habla desde que tiene efectos secundarios provenientes de la radiación, sumado a la pérdida de nutrientes e incluso a supuestos cambios en la estructura de los alimentos.

Pero ojo, porque hay una respuesta ante esto y fue la revista National Geographic la que recientemente puso fin al misterio.

¿Realmente hace mal ocupar el microondas para calentar alimentos?

Según se explica en la publicación, los microondas emplean una forma única de radiación no ionizante, que no es la misma de los rayos X, siendo más cercana a las ondas de radio.

“Es extremadamente raro que un horno microondas funcione tan mal como para dañar a un ser humano cercano”, plantea Christopher Baird, físico de la Universidad West Texas A & M.

De hecho, el mismo detalla que de existir un problema, este no debería ir más allá de quemaduras leves o un daño muy superficial en los nervios de alguien.

Por otro lado también descarta que los alimentos se vuelvan tóxicos, ejemplificando que si ese fuera el caso incluso las ondas del modem del Wi-Fi afectarían de la misma forma.

“La gente debería preocuparse más por la luz de las velas”, comenta en referencia a que estas tendría más ondas electromagnéticas que los hornos en cuestión.

Y si bien han existido casos aislados de lesiones, estas principalmente se han vinculado con artefactos que funcionaban mal o que habían sufrido daños que dieron pie a que las microondas escaparan.

En síntesis, los microondas no serían un problema para la salud, pero sí las comidas ultraprocesadas y congeladas que se metan en él con la promesa de estar listas en pocos minutos. Sobre todo cuando su consumo es habitual y desproporcionado.