EE. UU. Se mostraba como el vecino perfecto: hombre de 75 años terminó estafando a todo un pueblo en más de 95 millones de dólares
Miles Marshall supo ganarse a sus clientes con cercanía: organizaba fiestas, llamaba en los cumpleaños y mantenía una imagen de prosperidad desde su casa victoriana y su oficina ordenada con puertas francesas y alfombras elegantes.

Estafas telefónicas / picture alliance
Durante años, Miles “Burt” Marshall fue una figura de confianza en Hamilton, un pequeño pueblo universitario del norte de Nueva York. Con una oficina cerca de la Universidad Colgate, se dedicaba a preparar impuestos, vender seguros y administrar lo que llamaba el “Fondo del 8%”, que prometía intereses fijos anuales, sin importar las fluctuaciones del mercado. Su carisma, su cercanía con la comunidad y hasta los obsequios con productos locales que entregaba a sus clientes lo convirtieron en un referente al que acudían maestros, jubilados, bomberos e incluso iglesias.
Lo que parecía un negocio seguro terminó revelándose como un esquema Ponzi. Marshall, hoy de 73 años, fue acusado este verano de fraude de valores y hurto mayor, con pérdidas estimadas en 95 millones de dólares que afectaron a cerca de mil inversionistas. Aunque las cifras no alcanzan la magnitud del caso Bernie Madoff, el golpe ha sido devastador en una comunidad de apenas 6.400 habitantes.
La confianza quebrada
“Te decía que médicos, iglesias y bomberos invertían con él, así que uno pensaba que debía ser seguro”, recuerda Christine Corrigan, una de las afectadas. Ella y su esposo llegaron a tener una deuda cercana a 1,5 millones de dólares. Otros, como Dennis Sullivan, perdieron los ahorros de toda una vida. “Ves la vida de otra manera después de esto. ¿En quién confías ahora?”, lamentó tras perder 40 mil dólares.
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Marshall supo ganarse a sus clientes con cercanía: organizaba fiestas anuales, llamaba en los cumpleaños y mantenía una imagen de prosperidad desde su casa victoriana y su oficina ordenada con puertas francesas y alfombras elegantes. A los ojos de muchos, era un hombre próspero, con conocimientos financieros y herencia familiar de negocios respetados en la región, informa Associated Press.
De promesas a ruina
El esquema comenzó en la década de 1980, cuando Marshall ofrecía invertir en propiedades de alquiler. Durante años cumplió con los pagos prometidos, lo que atrajo a más inversores, incluidos familiares y conocidos de quienes ya confiaban en él. La promesa de un 8% anual parecía modesta al inicio, pero se volvió insostenible cuando las tasas de interés bajaron. Para 2011, ya utilizaba nuevos aportes para pagar a antiguos inversionistas.
El dinero se desvió además hacia otros negocios y gastos personales: vuelos privados, restaurantes y hasta clases de yoga, según los fiscales. En abril de 2023, con más de 90 millones de dólares en deudas y apenas 21,5 millones en activos, Marshall se declaró en bancarrota.
Consecuencias irreparables
Hoy, los acreedores esperan recuperar apenas 5,4 centavos por cada dólar invertido, mientras continúan las demandas contra instituciones financieras que habrían facilitado las operaciones. Entre los afectados hay jubilados que confiaron sus ahorros para complementar la pensión, familias que perdieron casas y pequeños negocios al borde de la quiebra.
“Lo dejamos para que se acumulara. Pues bien, se acumuló en su bolsillo”, resumió con amargura Barbara Baltusnik, que junto a su esposo perdió cientos de miles de dólares.
Enfrentando cargos criminales y el desprecio de una comunidad que alguna vez lo veneró, Marshall ahora es visto no como el benefactor local, sino como el hombre que arrastró a cientos de vecinos en una de las estafas más dolorosas que ha golpeado a Hamilton.
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