Chile desafía al cosmos: científicos combinan biología y astronomía para revelar secretos de Omega Centauri

Un grupo interdisciplinario de científicos chilenos logró lo que parecía impensado: combinar herramientas de la biología evolutiva con la astronomía para resolver uno de los mayores enigmas del universo. Su trabajo, enfocado en el cúmulo estelar Omega Centauri, reveló nuevos linajes estelares que podrían cambiar la forma en que se comprende el origen de este objeto astronómico.

El equipo, integrado por astrónomos y biólogos del grupo PhyloGal y respaldado por el Instituto Milenio de Biología Integrativa (iBio) y el recién terminado Núcleo Milenio para la Evolución Reconstruida del Medio InterEstelar (ERIS), aplicó técnicas de filogenética —usadas en biología para reconstruir árboles genealógicos entre especies— al estudio de estrellas.

Gracias a esta metodología, descubrieron una población estelar nunca antes identificada, lo que refuerza la hipótesis de que Omega Centauri sería el núcleo de una antigua galaxia absorbida por la Vía Láctea.

“Construimos árboles filogenéticos con estrellas en lugar de especies”, explicó Francisco Cubillos, investigador del Instituto Milenio de Biología Integrativa (iBio). “Así pudimos entender sus relaciones de origen y evolución química”, agregó.

Revisa también:

• Astrónomos captan por primera vez el nacimiento de un nuevo sistema solar
• Descubren en Chile el cometa más antiguo jamás detectado: tendría más de 7.000 millones de años

Desde hace décadas, los cúmulos globulares —como Omega Centauri— desafían a los astrónomos, ya que sus estrellas no comparten las mismas propiedades químicas. El nuevo estudio chileno no solo respalda hallazgos internacionales, sino que llega a conclusiones similares con menos datos y un enfoque completamente distinto.

La investigación, publicada como “Studying stellar populations in Omega Centauri with phylogenetics”, destaca cómo el cruce de disciplinas puede abrir nuevas rutas en la ciencia. “Biología y astronomía comparten un lenguaje matemático común”, dijo Cubillos, “y eso fue clave para adaptar los algoritmos y revelar información que era invisible hasta ahora”.

El impacto del trabajo ha trascendido a nuevas generaciones. Varias tesis universitarias ya se inspiran en esta línea, y una estudiante chilena presentó avances con este enfoque en una reciente conferencia internacional, siendo reconocida con entusiasmo por la comunidad científica.

Paula Jofré, coautora del estudio, destacó la importancia del trabajo colaborativo: “El gran desafío ha estado en descifrar ese lenguaje común. Eso necesita de confianza y paciencia, donde las disciplinas no compiten sino que colaboran”.

Este avance reafirma el lugar de Chile como referente mundial en astronomía. No solo por la calidad de sus cielos y la infraestructura de telescopios de última generación, sino también por la capacidad de sus científicos para innovar y romper fronteras entre disciplinas en busca de respuestas cósmicas.