E Ministerio de Transportes confirmó la implementación de un plan piloto de reconocimiento facial en la Red Metropolitana de Movilidad, que busca disminuir los niveles de evasión en el sistema de transporte público.

La iniciativa comenzó a aplicarse en cinco buses del recorrido 406, operados por la empresa MetBus, y está dirigida exclusivamente a usuarios que aceptaron registrarse de manera voluntaria.

En concreto, las cámaras instaladas en los vehículos captan el rostro del pasajero y lo comparan con una base de datos para validar el ingreso.

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Para el profesor de la Facultad de Ingeniería de la Universidad del Desarrollo, Alonso Astroza, señaló que “se trata de capturar una huella biométrica, por ejemplo el rostro, a través de un sensor, que en este caso sería la cámara, que transforma esa imagen en un vector numérico”, explicó.

“Eso se guarda y luego se compara con los que están enlistados en la base de datos”, dijo.

¿Cuáles son los riesgos?

Astroza valoró la posibilidad de reducir los tiempos de ingreso al sistema, pero advirtió riesgos significativos. “Obviamente, si logramos hacer este tipo de tecnología, se produce un flujo de pasajeros más rápido y se puede reducir la evasión, pero hay tantas cosas negativas, particularmente desde el punto de vista de la privacidad”.

“El mismo gobierno reporta que tiene un 2% de error. Puede confundirse la identidad de una persona por otra. Entonces también podrían pagar un pasaje erróneamente”, detalló.

Agregó que estas fallas se agravan en contextos no controlados. “En situaciones de laboratorio tiene un 1%, pero si tú te vas al mundo real, digamos, a una cámara puesta en un bus, donde hay personas subiendo en el paradero o aglomeraciones, ese error tiene que subir y subir muchísimo”.

Finalmente, subrayó que, aunque es una tecnología útil, debe aplicarse con cautela. “Puede traer bastantes errores y hay que preocuparse de temas de seguridad y de posibles fraudes. O sea, la gente puede tratar de engañar al sistema usando el rostro de otra persona”.