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La emotiva carta de Jorge Sampaoli a diez años del título de La Roja en la Copa América 2015

El extécnico de la selección chilena publicó un extenso mensaje en redes sociales para recordar la obtención del trofeo continental. “Quizás me lleve toda una vida comprender lo que pasó”, afirmó.

Getty Images

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Este viernes 4 de julio, se cumplen 10 años del histórico título de la Copa América 2015 que conquistó la selección chilena al derrotar en la final por penales a la Argentina de Lionel Messi en el Estadio Nacional.

A una década de la consagración de La Roja, Jorge Sampaoli, entrenador de aquel equipo, publicó una emotiva carta en redes sociales para recordar el hito, bajo el lema “a 10 años de la gloria”.

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Fue a través de Instagram donde el técnico argentino rememoró aquella fría noche en Ñuñoa y lo que significó la obtención del trofeo continental para su carrera, que posteriormente lo hizo saltar al fútbol de Europa.

La emotiva carta de Jorge Sampaoli a 10 años de la Copa América 2015

“Nunca, o casi nunca, toca coincidir con un hecho que marca la historia de un país. Pienso en ese día y me sale la palabra imposible. Quizás, me lleve toda una vida comprender lo que pasó.

Era tan proporcional el sueño como la mirada de que parecía imposible. Hacía falta un argumento de rebelión. O más que eso.

Siento que el fútbol siempre es fútbol, pero ahí había algo más. Algo que incluso me escapaba como entrenador. O me atravesó. Porque el hecho es que la búsqueda de un título acompañó a un país a saber que, más allá de las dificultades o las diferencias, la unidad puede romper cualquier barrera.

Mi carrera cambió por completo. La forma de jugar generó una admiración en todo el mundo. Pero no era mío. Lejos de eso, siento que había cambiado la mirada sobre el pueblo chileno. Veía nuestras jugadas en eventos de todo el planeta y me emocionaba. Yo fui un privilegiado de compartir los días con esa generación. Un grupo rebelde de jugadores top que tenían una capacidad de valentía muy elevada. Aun me siento compañero de ellos.

Recuerdo con emoción cada detalle. Es como que cada vez que íbamos a salir a la cancha yo sabía que el equipo se iba a plantar. El vestuario tenía ese aire de que iban a dar la cara. A ese grupo no le importaba a quién tuviera delante. Fuera quien fuera iban a llevarse puesto al rival.

Al final, todo era abrazos. Todos esos días eran de un pueblo que se abrazaba en la calle. Una emoción tan desbordante como hermosa. El equipo lo había generado. El pueblo lo había construido.

Haberlo visto desde tan cerca es un privilegio que me regaló la vida. La enseñanza me quedó para siempre. Nunca hay que olvidarse que detrás de cualquier imposible hace falta una rebeldía para cambiarlo".

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