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Con visión afectada y mareos, Jarry sigue luchando por volver a lo más alto del tenis mundial

El chileno superó la qualy de Wimbledon mientras lidia con secuelas físicas inesperadas y un ranking que, según él, no refleja su verdadero nivel.

Con visión afectada y mareos, Jarry sigue luchando por volver a lo más alto del tenis mundial

Con visión afectada y mareos, Jarry sigue luchando por volver a lo más alto del tenis mundial / CLAY TENIS

Nicolás Jarry atraviesa uno de los momentos más exigentes de su carrera profesional. A los 29 años, el tenista chileno continúa su proceso de recuperación tras ser diagnosticado con una neuritis vestibular, un cuadro inflamatorio que ha afectado no solo su equilibrio, sino ahora también su visión. Esta condición ha influido directamente en sus resultados en el circuito y su caída en el ranking ATP, donde actualmente figura en el puesto 144.

“Todavía me mareo fácilmente”, admitió Jarry en una entrevista con Clay Magazine y RG Media, concedida durante la etapa de clasificación de Wimbledon. “La inflamación me afectó mucho el funcionamiento del ojo. Son consecuencias nuevas, y después de esta gira me reuniré con un especialista del vestíbulo ocular para evaluar con precisión qué está dañado”.

La afectación visual se ha transformado en un nuevo desafío dentro del complejo cuadro médico. Aunque el equilibrio ya venía siendo un problema desde hace meses, la visión comprometida agrega un nuevo nivel de dificultad a su desempeño en la cancha.

Pese a estas complicaciones, Jarry mostró señales de recuperación deportiva en Roehampton, donde superó la qualy sin ceder sets. Esto le permitió ingresar al cuadro principal del tercer Grand Slam del año, donde tendrá un exigente debut ante el octavo cabeza de serie, el danés Holger Rune, en el césped del All England Club.

La batalla mental

Jarry no ha esquivado los aspectos psicológicos que han acompañado su situación. Reconoce que ha debido trabajar intensamente en la aceptación de su estado actual y en sostener la confianza en medio de un entorno competitivo que no perdona.

“He tenido que aceptar lo que ha traído esta condición para mi carrera y mi vida personal. Valoro lo que sí tengo. Me aferro a eso y a la certeza de que estoy haciendo las cosas bien, al límite de mis capacidades”, dijo.

Respecto a su actual posición en el ranking, no tiene dudas: “Mi ranking miente hoy más que nunca. Los top 200 están jugando increíble. Ya no es como hace diez años”. Además, advirtió sobre los riesgos del sistema actual: “Si una lesión te pilla en una parte clave del calendario, te vas para abajo muy rápido”.

Familia en el circuito

Mientras intenta recuperar su mejor forma, Jarry se apoya en su círculo más cercano. Su familia lo ha acompañado durante la temporada, algo que considera esencial. “Viajar con ellos es una inversión que siempre haré. Me ayudan muchísimo con los temas mentales que un tenista profesional debe manejar”, expresó.

A la espera de su tercer hijo, el santiaguino valora los momentos compartidos con sus pequeños, Juan (3) y Santiago (casi 2), quienes lo acompañan en sus entrenamientos y partidos. “Les encanta jugar tenis. Corren con sus raquetas por el pasto. Aún no entienden quién soy yo en el circuito, solo saben que soy el papá. Y siempre intentaré que eso no cambie”, comentó.

Sobre el futuro escolar de sus hijos y los posibles cambios que eso podría generar en su rutina como jugador, Jarry prefiere mantener el tema en privado: “Son temas familiares”, zanjó.

Un competidor que no se rinde

A pesar de los números adversos (6 victorias y 13 derrotas en 2025), Jarry insiste en que su nivel está lejos de ser bajo. Ha enfrentado a rivales de alto calibre como Grigor Dimitrov, Francisco Cerúndolo, Arthur Fils y Reilly Opelka, y no considera su presente deportivo como un “mal momento”.

“Siento que recién estoy comenzando. Tengo muchas ganas de seguir adelante con lo que me hace bien, no lo que digan los demás. Confiar en mí es lo que necesito”, aseguró.

Así, mientras Wimbledon abre sus puertas, Jarry no solo buscará avanzar en el césped inglés, sino también ganar una batalla mayor: la de volver a sentirse pleno dentro y fuera de la cancha.

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