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“Había un trato de objeto sexual”: Actriz de Aquelarre y Amores de Mercado hace grave denuncia sobre antiguas teleseries

“Todos se sentían en el derecho de tocarte”, fue parte de lo que dijo la intérprete.

TVN

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En una reciente conversación en el pódcast Reyes de Dama, la destacada actriz nacional Carmina Riego compartió una dura reflexión sobre sus inicios en la televisión chilena y el complejo ambiente que enfrentó como mujer en la industria.

Conocida por papeles en teleseries memorables como Aquelarre y Amores de Mercado a fines de los 90 y a principios de los 2000, la intérprete reveló lo difícil que fue adaptarse a ese entorno.

En esa época TVN era top, entonces ahí sucedían cosas. Cosas terribles, cosas buenas. Y a mí me daba miedo. Yo pasé muchos años cagada de miedo haciendo teleseries (...) No sabía cómo comportarme fuera del set”, explicó.

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La actriz también detalló cómo se sentía desplazada por los estereotipos femeninos de la época. “Yo nunca supe qué lugar ocupaba en ese momento. O eras la mina rica o eras la actriz de apoyo, o eras las que jugueteaba con los camarógrafos...“, relató.

“Toda esa tontera que se usaba antes. Me costó mucho encontrar mi espacio en las teleseries, sentirme cómoda como persona”, añadió.

Luego, mencionó: “Sin perjuicio de que me encontré con gente súper amorosa. Tengo amigos, gente súper solidaria, gente buena onda, gente bacán. Pero, también con gente asquerosa”.

Carmina Riego: “Te visualizaban básicamente como un objeto de placer sexual”

Más adelante, la intérprete indicó que “había un trato de objeto sexual. Independientemente que había actrices que tenían un gran talento, que eran superbuenas actrices y todo, pero en el ambiente se respiraba una cosa como muy sexuada. Como muy de sexo y poder”.

Eso pasaba porque te visualizaban básicamente como un objeto. Como un objeto de placer sexual. Y ahí los que cortaban el queque eran hombres y con ellos tenías que congraciarte o no congraciarte, pero ellos eran el referente de todo. Entonces, a mí me costaba mucho eso”, continuó.

Carmina Riego fue más allá, y aseguró que “desde el mandamás hasta el técnico, todos se sentían en el derecho de tocarte un poco. O de mirarte de lejos y decir: ‘Ay, qué rica’; o ‘qué fea’; o ‘qué vieja’ (...) Por una o por otra estabas en una competencia en que tú no querías estar (...) Eso a mí me hacía sufrir mucho”.

Finalmente expresó: “Era un poco violento, era fuerte”.

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