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Bencina, sogas y papas fritas: Así imputados armaron el plan para ocultar el cuerpo de Francisco Albornoz

El médico ecuatoriano declaró frente a la justicia, y responsabilizó al chef chileno de ser la mente maestra tras el horrendo crimen.

Bencina, sogas y papas fritas: Así imputados armaron el plan para ocultar el cuerpo de Francisco Albornoz

Se han ido conociendo detalles cada vez más macabros sobre la muerte de Francisco Albornoz, farmacéutico que desapareció el pasado 23 de mayo.

El joven fue a una cita, sin saber que de ella no saldría vivo. Una donde se encontró con el médico ecuatoriano Christian González y con el chef chileno José Baeza.

Ambos ahora están imputados por su fallecimiento. Y, tras la declaración del médico, se han revelado antecedentes indignantes respecto a cómo planearon ocultar el cuerpo del joven.

Por ejemplo, Christian confesó que, camino a donde habían planeado lanzar al fallecido, Kai, como llaman a Baeza, urdió todo un plan para deshacerse del teléfono de Francisco.

“Compré dos bebidas Coca Cola, unas papas fritas de esas que vienen en un envase tipo tubo. Esa compra la pagué en efectivo y me costó algo así como 5 mil pesos... Recuerdo que me estacioné donde están los surtidores de combustible y en ese momento Kai me dijo que necesitaba una roca. No me dijo para qué era la roca, pero yo supuse que era para romper el celular de Francisco”, indicó.

Sin embargo, el chef usó otro elemento para destruir el celular. “Kai encendió el tubo de las papas fritas. Me estacioné cerca de una caseta de SOS de color azul y Kai quemó el tubo y dentro de dicho tubo estaba el celular de Francisco. Esto fue a la orilla de carretera, de la Ruta 5 Sur. Kai se bajó del auto para quemar el teléfono. Yo me quedé al interior del auto”, relató.

Junto a esto, además, González confirmó que en el camino compraron bencina, que Kai usó después para quemar las pertenencias de Francisco.

Y que él mismo, después de lanzar el cuerpo, “conduje mi auto hasta la tienda Sodimac de San Fernando (…) compré dos sogas(…) además un par de guantes, ya que Kai me dijo que era yo quien debía bajar por la quebrada y mover el cuerpo para que no se viera de arriba”.

De hecho, lo hizo. Y descendió, indicando que “estando al lado del cuerpo de Francisco no hice nada. Me arrepentí de ocultarlo más, tal y como Kai lo había pedido”.

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