La llamada del Secretario de Estado de EE. UU. previo a la Cuenta Pública que el Presidente Boric derivó a cancillería
Marco Rubio, quiso hablar con el Presidente Boric por una posible ruptura de las relaciones con Israel, pero fue derivado al canciller Van Klaveren.
Getty Imagen / Mario Andrés Vergara Escobar
El pasado viernes, un inusual llamado llegó hasta La Moneda. Desde Estados Unidos, el secretario de Estado Marco Rubio —figura clave en la administración de Donald Trump— solicitó comunicarse directamente con el Presidente Gabriel Boric. Su intención era abordar dos temas sensibles: la política arancelaria entre ambos países y la creciente preocupación en Washington por la posibilidad de que Chile rompiera relaciones diplomáticas con Israel debido a la ofensiva militar en Gaza.
Sin embargo, desde Presidencia se le indicó que el Mandatario se encontraba concentrado en la preparación de su última cuenta pública, por lo que el llamado sería atendido por el canciller Alberto van Klaveren. Desde el Ministerio de Relaciones Exteriores confirmaron que el contacto se realizó y que fue “una conversación cordial”, en la que se abordaron temas bilaterales, incluido el conflicto en Medio Oriente.
Fuentes de gobierno señalan que Van Klaveren aseguró a Rubio que no estaba en los planes del Ejecutivo romper relaciones diplomáticas con Israel, tal como se había especulado en días previos.
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Por su parte, el secretario de Estado estadounidense expuso las gestiones de su país para lograr un alto el fuego en la Franja de Gaza. La llamada habría durado cerca de diez minutos, publicó La Tercera.
Finalmente, el Presidente Boric no hizo alusión a una ruptura diplomática durante su cuenta pública, aunque sí criticó con dureza al gobierno de Benjamín Netanyahu. En su discurso, anunció que respaldará un embargo de armas a Israel —siguiendo el ejemplo de España— y que el gobierno impulsará una ley que prohíba la importación de productos desde territorios ocupados, además de instruir la diversificación de relaciones comerciales en defensa para dejar de depender de la industria israelí.
