¿Quién es el MVP de la NBA que venció a su primo y llevó a los Thunder a las finales después de 13 años?
La estrella de Oklahoma dejó una gran huella en la franquicia y en la liga a nivel general.
A sus 26 años, Shai Gilgeous-Alexander ha tenido una temporada excelente, con importantes logros en lo personal y siendo una pieza fundamental a nivel colectivo, liderando a Oklahoma City Thunder en sus hazañas dentro de la temporada 2024-25 de la NBA.
El canadiense fue elegido como el MVP del año regular, superando a Nikola Jokić (Denver Nuggets) y Giannis Antetokounmpo (Milwaukee Bucks).
Posteriormente, gracias a su increíble desempeño en los playoffs, específicamente en las finales de Conferencia Oeste ante Minnesota Timberwolves, fue proclamado como el MVP de dicha instancia.
En esa instancia no solo venció en el duelo de estrellas a Anthony Edwards, sino que venció a su propia sangre: su primo Nickeil Alexander-Walker, de su misma edad y nacionalidad, fue uno los defensores de los Wolves que trató de impedir que anotara de manera casi automática en casa posesión.
En las Finales del Oeste, Shai promedió 31.4 puntos, 8.2 asistencias, 5.2 rebotes y 1.8 robos por partido, guiando a los Thunder a una contundente victoria por 4-1 sobre Minnesota.
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Su actuación estelar incluyó una destacada actuación en el Juego 5, donde anotó 34 puntos, repartió ocho asistencias y capturó siete rebotes, asegurando el pase de Oklahoma City a las Finales.
Durante la temporada regular, Gilgeous-Alexander lideró la liga en anotación con un promedio de 32.7 puntos por partido y encabezó la estadística de plus-minus, reflejando su impacto en ambos extremos de la cancha.
Su consistencia fue notable, registrando una racha de 62 partidos consecutivos anotando al menos 20 puntos, una de las más largas en las últimas décadas.
Otro punto a destacar es que desde el 2016 el MVP de la temporada regular no llegaba a las Finales de la NBA; en aquella oportunidad lo hizo Stephen Curry y ahora lo vuelve a lograr Shai.
Con este desempeño, Gilgeous-Alexander no solo ha llevado a Oklahoma City a las Finales, sino que también ha revivido las esperanzas de un título para una franquicia que no ha levantado el trofeo desde su época como los Seattle SuperSonics en 1979.
