Stone Temple Pilots por quinta vez: una noche noventera
El grupo estadounidense no defraudó a sus seguidores en el Movistar Arena, entregando un potente show que se sostuvo en repertorio de sus primeros álbumes.

Santiago
Cuando nos encontramos a tres décadas de los luminosos y rockeros años ‘90s, conviene reflexionar sobre la conveniencia del manoseado término “grunge”, que no fue más que etiquetar a un movimiento de bandas cuya raíz era el hard-rock y que provenían de la misma ciudad, Seattle.
Salvo que una de sus bandas insignes, los Stone Temple Pilots, eran de San Diego, California. Pero que al igual que sus compañeros de generación, perdió a su voz emblemática, y dos años después de ser expulsado de la banda, Scott Weiland falleció en 2015, tal como antes Kurt Cobain (1994), Layne Staley (2002), y después Chris Cornell (2017).
STP continuó, y ahora por quinta vez deleitaron sus seguidores nacionales en el Movistar Arena ocupado hasta la mitad. En el micrófono estaba Jeff Gutt, su tercer vocalista, más los miembros fundadores Dean DeLeo (guitarra), Robert DeLeo (bajo) y Eric Kretz (batería).
Para calentar la noche fría capitalino apareció el grupo chileno Mandrácula, enarbolando la bandera de su criolla fusión de blues y rock, y capitaneados por el carismático Pancho Rojas en voz.
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Para cuando STP subió al escenario, la energía en el lugar se volvió eléctrica. Y se vivió una noche que para muchos seguramente estuvo llena de añoranza por los ya lejanos años noventa. Algo reforzado por el hecho de que la gran mayoría del setlist se nutrió principalmente de los dos primeros álbumes del grupo, ‘Core’ (1992) y ‘Purple’ (1994).
Entonces buena parte del cancionero más reconocible de la banda estuvo presente, desde la seminal “Plush”, pasando por “Down”, “Vasoline”, hasta “Trippin’ on a Hole in a Paper Heart”, y la cuasi-punk “Big Bang Baby”.
La química entre los miembros de la banda era palmaria. La producción y el sonido estuvieron a la altura, con una calidad que permitió disfrutar plenamente de las canciones. Los riffs de guitarra y las líneas de bajo de los hermanos DeLeo crearon una base sólida para las canciones, mientras que Kretz en la batería proporcionó la fuerza necesaria para mantener al público en movimiento.
Los instrumentistas, entre canción y canción, tendían a acompañar los cánticos de los presentes. Gutt, en tanto, mostró una voz vigorosa, que hizo recordar al fenecido Weiland, a quien el grupo honró dedicándole “Still Remains”.
“Big Empty” proporcionó un espacio de relieve, incluyendo una sorpresiva cita al grupo Yes y su “And You And I”. Aunque el momento de mayor catarsis emocional llegó con “Interstate Love Song”, y desde allí la energía se mantuvo en alto, para alcanzar un climático cierre a los sones de “Piece of Pie” y “Sex Type Thing”.
Pese al tiempo y los cambios, STP sigue siendo entregando un show poderoso. ¿Qué es el grunge después de todo? Lo vivido fue una estimulante noche de simplemente buen rock y metal.