¿Cómo se elige el nombre del Papa? Esta es la regla “no escrita” que debe seguir el sucesor de Francisco
Esta decisión, que se toma apenas minutos después de ser proclamado pontífice, está cargada de simbolismo y tradición.

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Tras el cónclave que definió al sucesor del fallecido Francisco I, una de las preguntas que genera mayor expectación es: ¿cómo se elige el nombre del nuevo Papa?
Esta decisión, que se toma apenas minutos después de ser proclamado pontífice, está cargada de simbolismo y tradición.
Según la normativa del Vaticano, una vez que un cardenal alcanza los dos tercios de los votos —es decir, al menos 89 sufragios de los 133 electores— se convierte en el nuevo sumo pontífice.
Su primer acto oficial es escoger el nombre con el que será conocido durante su papado, el cual es anunciado al mundo mediante el tradicional Habemus Papam desde el balcón de la Basílica de San Pedro.

Balcón Basílica de San Pedro / Getty Images / DIMITAR DILKOFF
¿Por qué el papa elige un nuevo nombre?
De acuerdo al Vaticano, esta costumbre de cambiar el nombre tiene raíces que se remontan al siglo VI, cuando el papa Juan II optó por dejar su nombre de nacimiento, Mercurio, por considerarlo inapropiado debido a su origen pagano. Desde entonces, la mayoría de los papas ha elegido un nombre diferente al bautismal como señal de un nuevo comienzo espiritual.
El nombre elegido puede inspirarse en papas anteriores, como fue el caso de Juan Pablo I y Juan Pablo II, quienes quisieron rendir homenaje a sus predecesores. Otros, como Benedicto XVI o Francisco, han optado por santos que representan ideales específicos de paz, humildad o reforma.
No existen reglas estrictas sobre qué nombres se pueden usar, pero hay una norma no escrita que todos los pontífices han respetado: ninguno ha adoptado el nombre de Pedro, en honor al apóstol y primer Papa.
Entre los nombres más populares en la historia del papado están Juan, Gregorio, Benedicto, Pío e Inocencio. Sin embargo, con el papa Francisco se rompió la tradición al elegir un nombre nunca antes usado, algo que podría repetirse en esta nueva elección.
Por ahora, el mundo católico aguarda con expectativa no solo el rostro del nuevo sumo pontífice, sino también el significado detrás del nombre que marcará su legado.