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Esto dice la psicología sobre las personas que ayudan a los garzones a limpiar la mesa: no solo es buena educación

Este tipo de actitudes podrían reflejar mucho más que un simple gesto de amabilidad.

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Getty Images / Klaus Vedfelt

En plena era de la inmediatez y la vida acelerada, hay gestos simples que logran marcar la diferencia y demuestran mucho sobre cada persona y su educación.

Uno de ellos, tan común como significativo, es ayudar a los camareros a recoger la mesa tras una comida. Aunque parezca un acto menor, darse el tiempo y dedicación de colocar los platos juntos, recoger las servilletas o juntar migas dice bastante.

Según los expertos, esta acción va más allá de la cortesía, ya que puede revela rasgos profundos de la personalidad, reflejando mucho más que la educación.

De acuerdo a los especialistas en comportamiento, este tipo de acciones se enmarcan dentro de lo que se conoce como “conducta prosocial”, es decir, comportamientos orientados a beneficiar a otros sin esperar nada a cambio.

“Estas pequeñas acciones fomentan relaciones interpersonales más fuertes”, señala el periodista especializado en psicología Lachlan Brown, quien ha estudiado estas conductas cotidianas y su relación con el carácter.

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Un reflejo de empatía y conciencia social

Quienes se toman el tiempo de colaborar con los trabajadores del sector de servicios suelen destacar por su elevada empatía.

No solo son capaces de reconocer el esfuerzo ajeno, sino que también muestran una sensibilidad activa ante las necesidades de los demás.

“Según la psicología, las personas que hacen esto destacan especialmente por su empatía y su conciencia social: tienen una mayor capacidad para entender y compartir los sentimientos de los demás”, se explica.

Además, estos comportamientos reflejan humildad. En una sociedad donde aún persisten actitudes clasistas hacia quienes trabajan cara al público, ayudar al mesero se convierte también en una forma de reconocer y dignificar su labor.

“Al colaborar en estas pequeñas tareas, se está valorando el trabajo de los demás y, por tanto, entienden que cualquier empleo merece respeto porque, efectivamente, así es”, se sostiene en el análisis.

Más allá de la empatía

Otro de los aspectos que destacan en quienes realizan estos gestos es su capacidad de actuar sin necesidad de que se les solicite, siendo rasgos que reflejan aspectos muy positivos.

“Las personas que intentan ayudar al camarero en lo máximo posible destacan por su proactividad y su disposición al servicio”, indica el estudio.

En lugar de adoptar una postura pasiva, estas personas identifican las necesidades de su entorno y actúan en consecuencia, lo que también puede vincularse a un fuerte sentido de responsabilidad personal.

A esto se suma la disciplina: quienes suelen ayudar en estas tareas lo hacen de forma consistente, movidos por sus principios y una conciencia clara del impacto que sus acciones tienen sobre los demás. “Demuestran ser fieles a sus principios y tener una conducta disciplinada”, apunta el texto.

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