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Imponente concierto orquestal lideró Luis Toro Araya en el Municipal

El director de orquesta chileno fue aclamado en la monumental Octava Sinfonía de Bruckner y una pieza del joven compositor Tomás Brantmayer.

Juan Millán

Juan Millán

El director chileno Luis Toro Araya continúa dando evidencias de su formidable talento, al volver a presentarse en el Municipal de Santiago.

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Recién asumido como director titular de la Sinfónica U. Concepción, el joven maestro, que aún no cumple la treintena, se paró frente a la maciza Orquesta Filarmónica de Santiago para un programa de alto calibre, irrepetible, que resultó antológico.

Hace 29 años que no sonaba en Chile la profunda Octava Sinfonía de Anton Bruckner (1824-1896), compositor que, tal como hemos descrito en este espacio, ha tenido una presencia reducida en nuestro medio, que no se condice con su importancia en la historia de la música.

El año pasado, el del bicentenario bruckneriano, las cosas parecieron virar positivamente por estos lados en cuanto a receptividad de las audiencias, tal como lo demostró la ovación que se llevaron Max Valdés y la OFS en la Séptima. Y ahora, como pocas veces se había visto, contamos con otro de sus monumentos sinfónicos en menos de un año.

Toro Araya abordó esta extensa, exigente y grandiosa partitura con una madurez sorprendente. También de manera humilde, dejando en claro que siempre el compositor está primero. Una visión clara, unida a una administración cabal de los aspectos rítmicos, armónicos, de volúmenes, de intensidades, dejaron ver claramente el planteamiento holístico.

La orquesta respondió a las necesidades del director, dejando ver el peso de esta agrupación. Y hubo momentos realmente sobresalientes, como la coda del Adagio, probablemente lo más enternecedor que escribiera Bruckner, y que en las manos de los involucrados nos legó un momento de sobrecogimiento paralizante.

Por sus proporciones, la Octava suele tocarse sola, pero acá pudimos contar con algo más, una composición fresca, del presente, y local, firmada por Tomás Brantmayer (n.1992). Es conocida la asociación artística entre Toro Araya y Brantmayer, y precisamente esta pieza en cuestión, ‘Canción de Cuna para Fuegia Basket’, fue parte del debut del director en el prestigioso Festival de Salzburgo en 2021.

No es fundamental conocer los conceptos o inspiraciones detrás de las creaciones de Brantmayer para poder apreciarlas. Su música se sostiene por sí misma. Material netamente textual se entrelaza a temas o líneas melódicas acuciosamente construidas, todo muy bien hilvanado, y donde el ritmo juega un rol integrador. Como el director conoce ya muy bien esta obra, la abordó sin esfuerzo, con la necesaria omnisciencia para sacar lo mejor de los filarmónicos y dar con una interpretación pulcra.

Toro Araya tuvo que salir varias veces al escenario para recibir la calurosa acogida de los presentes. Fue uno de los más inspiradores conciertos de la OFS en el último tiempo, sin duda.

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