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Estos son los riesgos a la salud de consumir demasiada proteína: esta es la cantidad recomendada

Son varias consideraciones a tener en cuenta antes de recurrir en su consumo.

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Las proteínas son nutrientes esenciales que desempeñan un papel clave en el funcionamiento del organismo.

Son fundamentales en la reparación y construcción de tejidos, la producción de enzimas y hormonas, y el mantenimiento de la masa muscular, entre otros beneficios.

Sin embargo, su consumo debe ajustarse a las necesidades individuales para evitar posibles riesgos para la salud.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), la ingesta diaria recomendada de proteínas es de 0,75 gramos por kilo de peso corporal.

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En términos generales, esto se traduce en aproximadamente 55 gramos diarios para los hombres y 45 gramos para las mujeres.

Estos valores pueden alcanzarse fácilmente con una alimentación balanceada que incluya productos lácteos como leche, yogur y quesos, así como carnes magras, huevos y otras fuentes proteicas adecuadas.

La licenciada en nutrición Cecilia Martinelli, educadora certificada en diabetes y docente de la Universidad de Belgrano, enfatizó que “la recomendación de ingesta es general“.

“Si una persona consume solo proteína de origen vegetal, como las que están en cereales y legumbres, su digestibilidad es menor. Por lo cual, debería consumir mayor cantidad de este nutriente para cubrir su requerimiento diario”, precisó.

Los costos del exceso

El consumo excesivo de proteínas durante largos períodos podría ejercer presión sobre los riñones, especialmente en personas con predisposición a enfermedades renales.

Kayla Kopp, dietista registrada de la Clínica Cleveland, señaló que las recomendaciones generales de ingesta proteica pueden variar según la edad, el nivel de actividad física y las condiciones de salud de cada persona.

De hecho, los adultos mayores y los deportistas pueden necesitar más proteínas para preservar la masa muscular y mantener el metabolismo activo.

Howard LeWine, médico internista del Brigham and Women’s Hospital de Boston y editor médico jefe de Harvard Health Publishing, también hizo sus advertencias.

“Como ocurre con la mayoría de las cosas en la vida, puede haber demasiado de algo bueno, y si consumes demasiada proteína, es posible que pagues un costo”, consignó.

Enfermedades ligadas

Las dietas muy altas en proteínas pueden aumentar el riesgo de cálculos renales y, si incluyen grandes cantidades de carne roja y grasas saturadas, podrían estar asociadas con enfermedades cardíacas y cáncer de colon.

Por otra parte, se hizo hincapié en que una dieta rica en proteínas de origen vegetal podría no implicar estos riesgos.

Kopp destacó que, aunque una mayor ingesta de proteínas puede ser beneficiosa para ciertos grupos, para otros podría ser innecesaria e incluso perjudicial.

“Es importante que las personas que están considerando aumentar su ingesta de proteínas hablen con un profesional de la salud para determinar la cantidad adecuada para sus objetivos y condiciones de salud”, aconsejó.

La tiroides

El equilibrio nutricional, incluyendo un adecuado consumo de proteínas, es fundamental para el funcionamiento del sistema endocrino, que regula el metabolismo a través de la tiroides.

Un déficit o un exceso de nutrientes podría afectar esta función, por lo que cualquier cambio significativo en la dieta debe realizarse bajo supervisión médica.

Mala absorción

Algunas condiciones de salud pueden interferir en la absorción de proteínas, como la enfermedad celíaca, la intolerancia a la lactosa o el síndrome del intestino irritable.

También enfermedades hepáticas o renales pueden afectar la capacidad del cuerpo para metabolizar este nutriente de manera eficiente.

Kopp explicó que las proteínas de origen animal contienen todos los aminoácidos esenciales, mientras que las de origen vegetal suelen carecer de algunos de ellos.

Asimismo, se apuntó que una dieta equilibrada que combine distintas fuentes vegetales puede suplir esta carencia.

Para optimizar el consumo proteico, el doctor LeWine recomendó optar por fuentes saludables como productos lácteos bajos en grasa, pescado, nueces, legumbres, pollo y pavo.

También enfatizó la importancia de evitar proteínas acompañadas de carbohidratos altamente procesados y grasas saturadas, y distribuir su ingesta a lo largo del día.

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