Está amarrada al interior de una iglesia chilena: la historia de la mesa que supuestamente está poseída
Dicen que pasaba puerta a puerta para llamar a la muerte que le designaba a un integrante de las familias de esa región.

Durante la Colonia, la zona de Tarapacá fue escenario de un complejo proceso.
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La región, habitada originalmente por Aymaras, tuvo un gran auge a raíz del descubrimiento de las minas de plata en Alto Perú, especialmente Potosí.
A fines del siglo XVI comenzaron a llegar al lugar los primeros misioneros, que acometieron la misión de evangelizar la zona.
La construcción de su iglesia, al margen de la trama urbana original, ocasionó un traslado del pueblo, que abandonó su emplazamiento primitivo para instalarse en las inmediaciones del templo.
La historia de la mesa que supuestamente está poseída
La construcción es de piedra y argamasa de barro; sus tijerales son de eucalyptus, y la cubierta de paja brava (coirón). Es un volumen de 5 metros de ancho y 22 de largo, con dos capillas laterales salientes.
Una terrible historia está ligada a esta iglesia. Se trata de la mesa poseída, que pasaba puerta a puerta para llamar a la muerte que le designaba a un integrante de las familias de esa región.
El objeto tiene las cuatro patas desgastadas, y su imagen parece inofensiva, lo contrario al terror que transmite a los pobladores.
El mito dice que cada vez que la mesa rondaba por la puerta de una casa, significaba el anuncio de la próxima muerte.
Debido a los altercados que esta mesa causaba, las personas del pueblo de Parinacota decidieron amarrar a la mesa de una pata al pilar de la Iglesia.
En la actualidad, continúa amarrada en el lado izquierdo de una pata, dentro de la iglesia de Parinacota. Presenta un desgaste en una de ellas, dejando indicios de querer escapar, causando terror en los pobladores.