Científicos recrean la telaraña de Spider-Man: “Navegamos por la frontera entre la imaginación y la práctica”
La naturaleza lo diseñó originalmente, los cómics lo rediseñaron y la ciencia lo recreó.
No hay dudas de que una gran parte de nosotros en algún momento de nuestras vidas hemos imaginado lo que puede significar tener poderes como los superhéroes.
Si bien es común pensar en la capacidad de volar, tener rayos x, ser invisible, super fuerza, entre varios otros, hay un superpoder muy particular.
Se trata de la posibilidad de trepar muros y, sobre todo, lanzar telarañas como lo hace Spider-Man, uno de los rostros más populares de Marvel Cómics (y sus películas).
Bajo este escenario, un equipo de la Universidad de Tufts ha logrado un avance científico relacionado a esta habilidad del Hombre Araña: la creación de una telaraña sintética capaz de levantar objetos a distancia.
Aunque no se puede usar para balancearse entre edificios como el icónico ‘Spidey’, este material innovador representa un paso significativo en el mundo de los materiales sintéticos.
Un descubrimiento accidental
El hallazgo que llevó a la creación de esta “telaraña” fue totalmente fortuito. Surgió en 2020 cuando Marco Lo Presti, investigador de biotecnología en Tufts, realizaba una tarea rutinaria en el laboratorio.
En ese contexto, al limpiar con acetona unos recipientes, notó que la solución comenzaba a transformarse en fibras que recordaban una telaraña.
En ese momento, Lo Presti estaba investigando adhesivos subacuáticos, específicamente cómo los mejillones se adhieren a las rocas bajo el agua, usando una combinación de seda y dopamina.
Al añadir acetona, la mezcla se solidificó instantáneamente, creando fibras con propiedades tanto adhesivas como resistentes.
“Me di cuenta de que se formaba un material parecido a una telaraña en el fondo del vaso”, comentó Marco en un posterior comunicado de prensa oficial.
Del laboratorio a la acción
El equipo del Silklab de Tufts desarrolló un sistema para disparar estas fibras sintéticas, cuyo diámetro varía entre el grosor de un cabello humano y medio milímetro.
Similar al lanzatelarañas de Spider-Man, el mecanismo utiliza una aguja especial para mezclar seda, dopamina y acetona, lo que permite que el material se solidifique en el aire y se adhiera a superficies como madera, plástico, metal y vidrio.
La fórmula desarrollada es una mezcla compleja que incluye fibroína de seda, obtenida de capullos de polillas, dopamina y quitosano, un material derivado de los exoesqueletos de insectos.
Esta combinación mejora la resistencia a la tracción en 200 veces y aumenta la capacidad adhesiva en 18 veces. Las fibras tienen la capacidad de levantar objetos hasta 80 veces su propio peso.
“Ahora podemos atrapar un objeto a una distancia de hasta 30 o 35 centímetros y levantar unos 15 o 20 gramos”, explicó Lo Presti en declaraciones a Wired.
Superando a la naturaleza
Lo fascinante de este avance es que la tecnología supera algunas capacidades de las arañas reales, siendo algo mejorado sobre la presentación base de la naturaleza. Aunque no en todo sentido.
Ninguna araña conocida tiene la habilidad de disparar su telaraña a distancia, lo que hace único este desarrollo. A pesar de ello, las fibras sintéticas aún son mil veces menos resistentes que las naturales.
El equipo sigue trabajando en mejorar la tecnología, explorando aplicaciones que van desde la recuperación de objetos bajo el agua hasta su uso en drones para capturar elementos en entornos remotos.
Un proyecto inspirado
Fiorenzo Omenetto, director del Silklab, explica que el proceso creativo se desarrolla en la intersección de la ciencia y la imaginación.
“Científicos e ingenieros, navegamos por la frontera entre la imaginación y la práctica. Ahí es donde se produce toda la magia”, comentó.
Este proyecto refleja perfectamente esta filosofía, combinando la naturaleza con la cultura popular, específicamente la inspiración de los cómics, para crear algo completamente nuevo.
Omenetto destaca que el objetivo era “aplicar ingeniería inversa a nuestro material de seda para que se comportara como la naturaleza lo diseñó originalmente y los guionistas de cómics lo imaginaron”.