Estudio revela el “lado oscuro” de los países considerados los más felices
Un estudio reciente revela que en países reconocidos como los más felices del mundo, como Dinamarca, no todo es alegría para sus habitantes.
Durante años, países como Dinamarca han encabezado las clasificaciones internacionales de felicidad, promoviendo estilos de vida como el famoso “hygge” que inspira a personas de todo el mundo. Sin embargo, un estudio reciente publicado en Scientific Reports por un equipo liderado por Brock Bastian, profesor de la Universidad de Melbourne, señala que esta felicidad nacional generalizada puede tener un lado oscuro para ciertos individuos.
Según el estudio, las personas en países que encabezan el Índice Mundial de Felicidad, elaborado por la Encuesta Mundial Gallup, experimentan una mayor presión social para ser felices y evitar emociones negativas. Esto, paradójicamente, puede conducir a una menor satisfacción con la vida, más emociones negativas y mayores niveles de estrés, ansiedad y depresión.
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La paradoja de la felicidad nacional
El estudio analizó datos de 7.443 personas en 40 países y confirmó que la presión para ser feliz afecta negativamente la salud mental en todo el mundo. Sin embargo, esta relación fue especialmente fuerte en los países más felices, donde la norma social de “sentirse feliz” es más evidente.
En países como Dinamarca, donde la felicidad es la expectativa general, estar rodeado de un “mar de caras felices” puede intensificar la presión social para mantener la positividad, exacerbando los problemas de bienestar para quienes no logran cumplir con esta norma.
Repensar la felicidad como indicador nacional
El estudio sugiere que medir el bienestar nacional exclusivamente a través de la felicidad podría ser insuficiente. En lugar de centrarse únicamente en las emociones positivas, es importante considerar otros factores, como la capacidad de afrontar emociones negativas, encontrar sentido en la vida y fomentar conexiones interpersonales auténticas.
“A veces, prosperar en la vida no se trata solo de ser feliz, sino de aceptar y responder bien a toda la gama de experiencias humanas”, señala Bastian.
Una llamada a la empatía y el balance
Los investigadores recomiendan ser conscientes de cómo la expresión de felicidad puede afectar a los demás. Si bien compartir alegría es positivo, también es importante no alienar a quienes podrían estar pasando por momentos difíciles. Además, a nivel nacional, se podría repensar cómo se evalúa el bienestar, adoptando un enfoque más inclusivo que abarque tanto lo positivo como lo negativo.
Un enfoque más equilibrado para el bienestar
El estudio abre la puerta a una reflexión sobre cómo las sociedades pueden fomentar un bienestar más equilibrado y cómo las personas pueden navegar la presión social en un mundo que constantemente promueve la búsqueda de la felicidad.