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Destellos de felicidad: estudio explica por qué algunas personas son más alegres en Navidad

La decoración del hogar y el árbol van mucho más allá de las tradiciones.

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Getty Images / Maria Korneeva

La época navideña siempre llega de una manera muy especial, siendo fechas de festividad que despierta muchas emociones y nos invitan a reflexionar sobre diferentes temas.

Pero en este contexto también vale la pena preguntarse de dónde viene todo esto, por qué muchas personas se sienten más felices. Y es que hay una explicación científica más allá de lo que siempre se habla.

Lejos de los regalos y la emoción de reencontrarse con los seres queridos, el entusiasmo y motivación colectiva por esta festividad impulsan las sensaciones y alegría.

Y es que un estudio científico detalló que decorar el hogar no solo embellece el entorno, también incrementa la felicidad. Según se informa, las luces navideñas generan un aumento inmediato en los niveles de dopamina, la hormona responsable del bienestar.

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“Se genera un cambio neurológico que realmente puede producir felicidad”, explica Deborah Serani, profesora de Psicología de la Universidad Adelphi de Nueva York, citada en un estudio de la Unión Europea.

Pero al mismo tiempo, comprendiendo lo que hay detrás de la felicidad de Navidad, resulta interesante conocer de dónde viene esta tradición de decorar con el uso de coloridas luces.

El origen de esta costumbre se remonta a 1882, cuando Edward Hibberd Johnson, socio de Thomas Edison, presentó el primer árbol de Navidad iluminado con bombillas eléctricas en Manhattan.

Su creación, compuesta por 80 luces rojas, blancas y azules, causó tal sensación que pronto se extendió por toda la ciudad. Desde ese momento, Johnson es conocido como el padre de las luces navideñas eléctricas.

Destellos de emociones

Hoy en día, la ciencia respalda su popularidad analizando más allá de la estética. Los colores y destellos de las luces estimulan la liberación de dopamina, provocando entusiasmo y bienestar.

Además, la neuroarquitectura (disciplina que estudia cómo los entornos afectan al comportamiento) explica que las luces cálidas promueven sensaciones de confort, relajación y felicidad.

Las emociones positivas no solo se deben a los colores o las formas, ya que la nostalgia navideña también tiene un papel crucial. Serani detalla que la Navidad evoca recuerdos de alegría infantil, y al revivirlos, el cerebro libera serotonina y dopamina, reforzando el bienestar emocional.

Este efecto se intensifica en el núcleo accumbens, una región cerebral asociada al aprendizaje y la memoria, lo que explica por qué esta tradición perdura año tras año.

En 2015, un estudio de la Universidad de Dinamarca confirmó esta relación. Mediante resonancia magnética, los investigadores observaron que al mirar imágenes navideñas, las regiones del cerebro asociadas a la liberación de dopamina se iluminaban literalmente “como un árbol de Navidad”.

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