Doñihue lucha por preservar el txakoli, un vino con 300 años de historia en Chile
Pequeños productores mantienen viva la tradición del txakoli, un vino artesanal vasco que llegó al país en el siglo XVIII.
En el corazón del Valle del Cachapoal, en la localidad de Doñihue, un grupo de campesinos mantiene viva una tradición centenaria: la producción artesanal de txakoli, el vino típico del País Vasco que llegó a Chile a finales del siglo XVIII.
El txakoli, fresco y afrutado, tuvo su auge en Chile durante los siglos XIX y XX, pero con el tiempo fue desplazado por dinámicas comerciales y culturales que lo relegaron al olvido. Hoy, este producto resurge como un emblema cultural en pequeños núcleos rurales del centro-sur del país.
El legado en Doñihue
La familia Aguilar Salas, con más de un siglo de tradición, es uno de los pilares de esta herencia. Cristina Salas, nieta política del fundador, continúa elaborando 1.600 litros anuales en una bodega de adobe, rescatando las enseñanzas transmitidas por generaciones. “Al abuelo le regalaron unas parras que decía que trajeron los vascos y él las podaba hasta que logró sacar muchas más”, publica EFE.
La historia del txakoli en Chile, según el sommelier Fernando Mujica, refleja un mestizaje cultural que comenzó con la llegada de migrantes vascos y se integró profundamente en la identidad local. “Doñihue no se entiende sin el txakoli”, afirma Mujica.
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Desafíos y oportunidades
En 2002, la denominación de origen del txakoli quedó registrada exclusivamente para España en el acuerdo entre Chile y la Unión Europea, un obstáculo para los productores locales. Según el historiador Pablo Lacoste, esta situación refleja un desconocimiento del valor cultural del txakoli chileno, pero destaca que su producción artesanal, aunque limitada, no representa una amenaza para el mercado vasco.
A pesar de estas dificultades, la Asociación de Txakoliceros y Aguardienteros, creada en 2016, busca proteger y difundir esta tradición. “Es un producto que identifica a nuestro pueblo y este lugar, me enorgullece y quiero darle más vitrina”, asegura Camila Silva, vecina de Doñihue.
Un renacimiento cultural
El txakoli ha comenzado a recuperar su lugar, gracias al auge del consumo de proximidad y al interés por las tradiciones locales. Reconocido incluso por el New York Times como una de las “tradiciones subvaloradas” de la región, este vino se consolida como un símbolo de resistencia cultural.
Con un vaso en mano, José Césped, uno de los últimos txakoliceros, brinda por el futuro de este patrimonio: “Más allá de Doñihue, el txakoli también es de gran valor para Chile”.