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Dream Theater: mucho más que mero virtuosismo

El grupo estadounidense deslumbró en el primero de sus dos shows en el Movistar Arena, repasando lo mejor de su discografía, y con el retorno del baterista Mike Portnoy.

Dream Theater: mucho más que mero virtuosismo

Dream Theater: mucho más que mero virtuosismo / Eugenia Fuentes

Santiago

Siendo que Dream Theater ya es como una de esas bandas “de la casa” en nuestro país, por su presencia continua desde su debut en nuestro suelo, por allá por 2005, esta octava visita era altamente anticipada. Y, de hecho, agostó dos Movistar Arena.

Había dos razones. Primero, el regreso al grupo del magistral baterista Mike Portnoy, reconfigurándose así la formación clásica del grupo, que completan James LaBrie (voz), John Petrucci (guitarra), John Myung (bajo) y Jordan Rudess (teclados).

La otra, es que se trata de la gira con que el grupo estadounidense celebra 40 años de trayectoria, por lo que estaba asegurado que el repertorio consistiría de una granada selección de su material más celebrado, lo que efectivamente fue así.

Más allá del cliché de singularizar a la banda por su exuberante virtuosismo, lo que es alabado por los fans y criticado por sus detractores, el trabajo de Dream Theater, su legado, va mucho más allá. Desde sus inicios establecieron una identidad propia, sintetizando inteligentemente sus influencias, que van del metal maideniano hasta el ala más compleja del rock progresivo, creando un universo de original imaginería, la cual engloba el arte de sus carátulas y sus letras.

También, y como se constató en el primero de sus shows vivido anoche, su propuesta en vivo está estructurada como una obra escénica, que de hecho está conformada por dos “actos”, en que la entrega musical es ampliada por el onírico apoyo audiovisual proyectado en una pantalla tripartita. Un auténtico “Teatro del Sueño”, podríamos decir.

En la parte musical los músicos mantienen un altísimo nivel artístico. La voz de LaBrie sigue siendo versátil, y varía muy bien las líneas vocales originales para no forzar su garganta.

Los solos de Petrucci llegan a ser estratosféricos, intensos, y el bajo de Myung no se queda en el fondo, como se le vio en la matadora intro de “Panic Attack”. Rudess maneja una paleta sonora que pareciera infinita, y el retorno de Portnoy no defraudó, por el contrario, fue un ingrediente fundamental en el todo. El baterista fue merecidamente ovacionado a rabiar cuando LaBrie presentó a la banda al principio del show.

Como dijimos, fue un generoso repaso musical por lo más granado de su ya extensa discografía. Comenzó con una selección de la saga “Metropolis” tanto de su primera parte (1992) como la continuación de la historia que aparece en el disco ‘Metropolis Part 2: Scenes from a Memory’, y el resto del programa musical estuvo equilibradamente estructurado, ofreciendo de todo, como material de su último álbum (“Night Terror”), la delicada balada “Hollow Years”, la épica instrumental “Stream of Consciousness”, y la muy difundida “As I Am”, por nombrar momentos claves de la noche.

Pero no iba a ser un concierto de aniversario de Dream Theater sin que la banda interpretara una de sus epopeyas de más de 20 minutos de duración. Mientras suenan los primeros acordes de “Octavarium” y las pantallas de video revelan las bolas metálicas que adornan la portada del álbum homónimo, en movimiento, los siguientes 24 minutos pasaron volando en una asombrosa exhibición de prolijidad técnica. Los estribillos finales (“Trapped inside this Octavarium”) fueron interpretados con tanta fuerza por Labrie que constituyeron un punto climático. ¡Y aún no habían terminado!

El contundente bis estuvo formado por las escenas seis y ocho de ‘Metropolis Part 2′, para rematar con “Pull Me Under”, lo más cercano a un hit radial de la banda, y que cerró energéticamente el show de tres horas.

Luego, los músicos parecían no querer irse del escenario, saludando a los fans, lanzando las uñetas y baquetas de rigor, mientras que Rudess efusivamente alzó una bandera chilena que llegó a sus manos. Así concluye la oferta de conciertos masivos del año, a la espera de un primer semestre de 2025 que será sumamente contundente, con la gran cantidad de anuncios que se han hecho estas semanas.

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