Lo que todo chileno debería saber: aprende en sencillos pasos cómo catar un vino
Descubre de manera clara y accesible cómo observar, oler y degustar un buen vino.
Chile es mundialmente conocido por la calidad de sus vinos, y aprender a catar uno de ellos es casi un arte. La Viña Concha y Toro consolidó su liderazgo en el mercado internacional con tres de sus marcas posicionadas como las 20 mejores a nivel mundial.
Es por ello que si quieres impresionar en tu próxima reunión o simplemente disfrutar de una copa de vino de forma más consciente, aquí te enseñamos los pasos básicos para catar un vino de manera sencilla.
¿Cómo catar un vino?
1. Observa el vino
Lo primero que debes hacer es servir el vino en una copa y observar su color. Inclina la copa ligeramente sobre una superficie blanca y examina el tono.
Los vinos blancos suelen ir del amarillo pálido al dorado, mientras que los tintos pueden variar desde el rubí hasta el púrpura oscuro. El color te dará pistas sobre la edad y el tipo de vino.
2. Agita la copa
Agitar el vino en la copa permite que se oxigene y libere sus aromas. Esto te ayudará a percibir mejor sus características olfativas.
Haz un movimiento circular, suave y asegúrate de que el vino cubra las paredes de la copa, formando lo que se conoce como “lágrimas” o “piernas”, que indican su nivel de alcohol y cuerpo.
3. Huele el vino
Lleva la copa a tu nariz y respira profundamente. Los vinos pueden tener una amplia variedad de aromas, desde frutas y flores hasta especias y madera. Intenta identificar algunos de ellos.
Un buen vino tendrá un equilibrio de aromas y no olerá ni demasiado fuerte ni débil.
4. Degusta el vino
Toma un sorbo pequeño y deja que el vino cubra toda tu boca. Presta atención a las sensaciones que provoca: ¿es suave, ácido, seco o dulce? Los sabores del vino pueden incluir frutas, tierra, especias o madera.
También observa cuánto tiempo permanecen esos sabores en tu boca; a esto se le llama el “final” del vino.
5. Evalúa su equilibrio
Un vino bien equilibrado tendrá una buena armonía entre su acidez, dulzor, cuerpo y alcohol. Ninguna característica debería sobresalir de manera desproporcionada.
Si todo está en sintonía, has encontrado un buen vino.