Una acusación por robar pan las dejó en prisión y ahora que fueron absueltas exponen el tormento sufrido: “Todo es muy shockeante”

Marcela Cortés, de 50 años, y Gloria Escobar, de 55, recuperaron su libertad después de pasar cinco días en prisión preventiva en la Cárcel de Vallenar. Ambas mujeres, trabajadoras de una residencia municipal de niños en Freirina (Región de Atacama), fueron acusadas por el municipio de haber hurtado 10 panes añejos.

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La denuncia se realizó en marzo de este año, cuando el municipio presentó el caso ante la fiscalía, alegando que, además del pan, “los relatos de varios testigos dan cuenta de hurto de otros alimentos”, según consignó LUN.

Sin embargo, el pasado martes, durante un juicio simplificado en el Juzgado de Garantía de Freirina, las trabajadoras fueron absueltas. El tribunal concluyó que no se pudieron comprobar los hechos ni la propiedad de los bienes supuestamente robados.

“Nunca pensé estar en esa situación. No quiero volver a pisar la cárcel. Fue un calvario, todo lo que vivimos”, confesó Marcela, quien trabajó durante cuatro años como estafeta en la residencia. Por su parte, Gloria, manipuladora de alimentos por 14 años en el mismo lugar, expresó: “De verdad, no entiendo por qué nos hicieron esto”.

¿Por qué quedaron en prisión preventiva?

El abogado Cristian Brito, quien defendió a las mujeres, explicó cómo la denuncia de hurto simple las llevó a prisión. Inicialmente, la denuncia fue por un delito menor, lo que usualmente conlleva una multa sin necesidad de audiencia. Sin embargo, tras un error en las citaciones por parte de un abogado anterior, las mujeres no se presentaron en el juicio inicial y se dictó una orden de arresto.

El 5 de septiembre, la PDI detuvo a Marcela en su nuevo trabajo, mientras que Gloria se presentó voluntariamente en el juzgado junto con el abogado. A pesar de que el Ministerio Público les ofreció quedar en libertad a cambio de aceptar la culpabilidad y pagar una multa de $22.000, ambas rechazaron la oferta, alegando su inocencia. Ante la negativa, se dictó prisión preventiva hasta la fecha del juicio, el 10 de septiembre.

Marcela explicó que su labor en la residencia incluía manejar los desperdicios, entre ellos, pan duro que a veces no se tiraba a la basura “Lo colgábamos en bolsitas en la reja para un viejito que pasaba o para los perritos. Todo eso con autorización del administrador”, afirmó, justificando así que no cometieron ningún acto ilícito. Durante el juicio, varias de las declaraciones de los testigos presentaron contradicciones, lo que fue clave en su absolución.

Ambas mujeres quedaron en shock cuando supieron que serían privadas de su libertad. “Le entendimos al juez ‘prevención preventiva’, no prisión, y cuando dijo que eso era cárcel, no lo podíamos creer. Fue tremendo, lloramos, mi compañera se desvaneció”, relató Marcela.

Gloria también recordó lo traumático de la experiencia: “Yo estaba histérica. Además, estoy en tratamiento psicológico porque mi esposo falleció hace poco. Me sentía muy mal, me dieron crisis de pánico, lo pasé pésimo”.

Su estadía en la cárcel

La vida en prisión fue una experiencia que las marcó profundamente. “Teníamos mucho susto. Nos llevaron con las imputadas, ellas se rieron cuando les contamos por qué estábamos ahí, pero nos cuidaron. El encierro, las peleas por la noche, no ver el Sol ni saber qué hora es, fue muy fuerte. Después de esto, valoras mucho más la libertad”, compartió Marcela.

Por su parte, Gloria recordó que las demás reclusas se burlaban de la situación, diciendo que estaban en prisión por “el robo del siglo”, y comparaban su caso con crímenes más graves. “Nos decían ‘ustedes no se merecen estar acá’”, comentó

Tras la absolución de ambas, el abogado Cristian Brito señaló que están evaluando tomar acciones legales contra el alcalde, quien, como representante del municipio, presentó la denuncia. “Fue una brutalidad lo que vivieron”, declaró quien está explorando la posibilidad de presentar una denuncia calumniosa contra las autoridades responsables de la acusación.