Cómo identificar a la fragata portuguesa, por qué es tan riesgosa y qué hacer si me pica

En época veraniega uno de los eventuales riesgos que implica el ir a la playa podría ser la fragata portuguesa, una especie que ha vuelto a la palestra luego de esta semana se prohibiera el baño en la Playa Grande de Tongoy ante su presencia.

Ahora bien, un factor importante es saber cómo identificarla en caso de toparse con ella. Esto porque entrar en contacto con la misma puede ocasionar ciertos inconvenientes en la salud de las personas.

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¿En qué lugares se ha visto y cómo luce la fragata portuguesa?

Acorde a datos desplegados por el Ministerio de Salud, la fragata se ve con frecuencia en Isla de Pascua entre primavera y verano. Claro que desde el año 2014 su presencia ha sido habitual en el borde costero que va desde la región de Arica hasta Los Lagos.

El hidrozoo marino es similar en apariencia a otras medusas, pero destaca también por su tono azulado. De tal manera lo más visible de su estructura es el neumatóforo (parte superior que entre 15 a 20 centímetros de diámetro) y los dactolozoides o tentáculos que pueden llegar a 20 metros de largo.

De hecho aquel último detalle es donde se ubican una especie de micropúas que permiten inyectar un poderoso veneno.

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Por qué es riesgoso el contacto con la especie

Con se ha advertido con anterioridad, el hacer contacto con los tentáculos descritos puede producir lesiones en la piel e inclusive manifestaciones a todo el cuerpo. Esto incluso si el ejemplar está muerto.

De tal manera, las manifestaciones cutáneas incluirían ampollas, ronchas, enrojecimiento, hinchazón e inclusive se podrían presentar síntomas como dolor en el abdomen, náuseas y vómitos. Una serie de efectos cuya duración depende de factores como peso, edad o estado de salud en general.

Por eso mismo, el llamado de la autoridad ha apuntado a no interactuar con estas e incluso usar ropa y zapatos si se nota su presencia en la arena.

¿Y qué hacer si me pica?

Las voces entendidas apuntan a que se debe lavar la lesión con ácido acético al 5%, vinagre blanco o, en última instancia, agua de mar. Todo con la idea de evitar que la toxina se esparza más.

De ahí también se debe remover los restos en la piel (con guantes) y luego sumergir la zona afectada en agua a 45° grados durante 20 minutos.

Por lo demás, el proceso también deja atrás la popular creencia de que la orina podría servir para atenuar los efectos secundarios.